Durante los doce primeros años del reinado de Felipe IV, la monarquía hispana y sus ejércitos lograron diferentes victorias dignas de ser conmemoradas. Ello tuvo lugar a través de escritos y pinturas y éstas brillaron sobre todo en el llamado Salón grande, Salón de Consejos y Salón de reinos del nuevo palacio de Buen Retiro de Madrid, decorado en 1634-1635. El propio Conde-Duque de Olivares y su consejo de historiadores y los pintores Fray Juan Bautista Maíno y Diego Velázquez reunieron grandes lienzos con episodios de batallas, retratos de tres generaciones de los Austrias y un ciclo de pinturas con los trabajos de Hércules, como mítico fundador del reino y emblema evemerista de su fortaleza. Frente a la tradición de batallas peninsulares con los Trastámara y europeas con Carlos V como emperador, los nuevos escenarios fueron hispanos, europeos y americanos, en un teatro de la guerra pluricontinental, enfrentadas las fuerzas españolas a tropas franceses, inglesas y holandesas. De entre todas la fechas comprendidas entre 1622 y 1633, 1625 se había convertido en el annus mirabilis, y cinco victorias (Cádiz, Bredá, Brasil, Génova, Puerto Rico) quedaron reflejadas en los muros del salón pintados por Zurbarán, Velázquez, Maíno, Antonio de Pereda y Eugenio Caxés o Luis Fernández. Otros siete lienzos se añadieron, de los que solo conservamos seis, obras de otros artistas como Félix Castello, Jusepe Leonardo y Vicente Carducho."La Fundación Ramón Areces no se hace responsable de las opiniones, comentarios o manifestaciones realizados por las personas que participan en sus actividades."